viernes, 27 de noviembre de 2009

Palabras que se quedaron en los 90's.

Una década conocida por el auge del movimiento grunge, momento histórico en el cual surgieron bandas como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains y Mudhoney entre otras. Pero también, para no ser injustos, etapa donde también surgió el brit pop, de la mano de Oasis, haciendo masivo lo que venía edificando The Charlatans. Pero lo cierto es que acá, en la Argentina, teníamos a Los Brujos, y a Vilma Palma, a los que Pergolini proclamó como la mejor banda argentina de la historia. En homenaje al visionario Mario (me salió en verso), cinco palabras que se quedaron en los 90's. Por suerte.

5. Vamos a un Pub.

4. Te hacés mucho rollo.

3. No hay historia.

2. ¿Qué hacés máquina?

1. Aquel loco no sabés como toca la viola.

martes, 10 de noviembre de 2009

Cosas que hacen los petisos para parecer más altos.

Como miembro de esta clase de gente, me ocupé de estudiar el comportamiento de la misma y obtuve, valga la redundancia, estas pequeñas observaciones.

5. Pantorrillas de hierro. En los recitales, el petiso no se va a rendir así nomás a aceptar que no ve una goma. Vive el show en puntas de pie todo el tiempo, y últimamente, estuve observando que se valen de objetos que hay en el piso (como ser botellas de agua mineral, latas, etc.) para aunque sea, ver el pelo del cantante.

4. Una de famosos. Cuenta una leyenda que el famoso actor Chuck Norris, conocido por sus tontas películas de acción, y también por su petisez, exigía en los sets de filmación de sus películas que hagan los marcos de las puertas más bajos. De esta forma, cuando este pasaba por una de ellas, su presencia parecía imponente.

3. En las fotos. Un viejo truco que utilizan los sopetis cuando se sacan una foto con otra gente, es pararse unos pasos más adelante que el resto. Eso da un efecto que ante el ojo de la cámara los acerca a la gente alta.

2. El lado alto de la vereda. El petiso, si va caminando por la calle, y más si va acompañado por una persona más alta que él, se ocupa minuciosamente de ponerse del lado alto de la vereda (es el que da para el lado de la casa). Ni hablar de la sensación de gloria que siente cuando va caminando con alguien de su misma altura, y gracias a su accionar gana centimetraje.

1. Uf, me quedé corto.