Porque la tristeza no tiene fin y a veces tampoco explicación, acá van cinco de las tantas canciones que me hacen piantar un lagrimón.
5. I just don't know what to do with myself. The white stripes. Un alegato ultra explícito que cuestiona la propia existencia. Ideal para escuchar cuando uno no se aguanta ni a sí mismo.
4. The sounds of silence. Simon & Garfunkel. Cubierto por una atmósfera de tristeza todo el tiempo, este tema de Paul y Art te puede hacer sentir como un domingo a la tarde un viernes a la noche.
3. Nothing compares to you. Sinead O'Connor. Si bien esta canción fue escrita por Prince, la que le puso el alma fue la loca Sinead. Esta pieza refleja como pocas, esa sensación que te queda cuando te dejan, valga la paradoja.
2. Lost cause. Beck. Nunca dudé del talento de Hansen, es más, soy fan del rubión este desde su disco debut (Mellow gold, 1994). Pero siempre me pareció un superficial, su obra no me llenaba del todo porque no lograba conocerlo a el como chabón. Hasta que en 2002, su novia lo dejó y el sacó todo lo que tenía adentro con el doloroso Sea change, disco del cual destaco esta canción que en castellano se titularía Causa perdida.
1. All apologies. Nirvana. Una canción que rebalsa resignación y desgano, pero que sobre el final, te da una luz de esperanza. Una luz que el bueno de Kurt, se encargó de apagar.
Cómo canta y como se banca el primer plano la rapada.
domingo, 28 de septiembre de 2008
lunes, 22 de septiembre de 2008
Cinco injusticias de la vida.
Si bien tengo conciencia social, y me preocupan quehaceres mucho más importantes, nadando por la superficie, me encontré con ciertas cosas que considero injustas, indignantes y que me molestan. Como por ejemplo estas cinco.
5. Que no esté más Wendy’s en Argentina. Una hamburguesa brillante, como pocas, como ninguna. Como buena cadena de comida rápida pasó fugazmente por la Argentina, para nunca más volver. Recuerdo con un lagrimón que cae sobre mi rostro, como me reía socarronamente de la gente que decía: -Wendy´s es malísimo, Mc Donald’s es mucho mejor. Y esa gente de la que me reía, es la que ríe ahora, pidiendo una cajita feliz.
4. Que se haya perdido la costumbre de ir a comprar un disco. ¿Dónde quedó esa emoción de ir a la disquerías y comprar el último trabajo de nuestro artista favorito? Internet y los altos precios de los discos mataron ese entusiasmo y ansiedad de querer llegar rápido a casa, romper el celofán, escuchar el disco y leer el librito.
3. Que Starbucks se instale en la Argentina. Sabido es que a los argentinos les gusta incorporar cualquier costumbre foránea que ande dando vueltas por ahí. Cuando ya parecía que el vaso estaba colmado con la importación a estas tierras de Halloween, siguen yendo por más. Hace algún tiempo se instaló por estos lares la cadena de cafeterías yanqui Starbucks. Es realmente un despropósito que atenta directamente contra nuestras costumbres de toda la vida. ¿Qué es eso de ir a comprar café para llevar? Es un atentado al ritual de sentarse en un bar a tomar un feca, una provocación a la eliminación de la charla. No compremos por favor esta tilinguería gringa y sigamos yendo a los viejos bares a debatir, a discutir, a conversar o a lo que fuere. Y sobre todo, por favor, que no se pierda ese gesto que con el índice y el pulgar, forman una c, que no se pierda.
2. Pobre coyote. Esta es una de las injusticias más grandes de la historia de los dibujos animados. Por favor que me expliquen qué gracia tenía ver al infortunado coyote esmerándose por crear la gran trampa para atrapar al pelotudo del correcaminos y siempre fallar en el intento. Cuál era el divertimento de ver a ese pobre santo fracasar una y otra vez, intentándolo todo, levantando la bandera del estoicismo, la perseverancia y la voluntad infinita para terminar viendo al otro idiota riéndosele en la cara. Indignante.
1. Que todos vivan de Polosecki. Fabián Polosecki fue un periodista que tuvo un fugaz paso por la televisión a comienzos y casi mediados de los 90’s. Polo hizo programas como “El otro lado” y “El visitante”, donde con su particular sensibilidad narraba y se involucraba a través de sus increíbles entrevistas a marginales, prostitutas, drogadictos y muchos otros personajes. Hoy Gastón Pauls, Matías Martín (veáse Ser urbano, La Liga y demases) y muchos otros viven del legado del Fabián Polosecki, quien decidió poner fin a su vida arrojándose a las vías del tren, en Tigre. Y digo que viven del legado porque sus programas son meras copias de la obra de Polo, pero con una particular diferencia, Polo no actuaba, se involucraba de posta.
5. Que no esté más Wendy’s en Argentina. Una hamburguesa brillante, como pocas, como ninguna. Como buena cadena de comida rápida pasó fugazmente por la Argentina, para nunca más volver. Recuerdo con un lagrimón que cae sobre mi rostro, como me reía socarronamente de la gente que decía: -Wendy´s es malísimo, Mc Donald’s es mucho mejor. Y esa gente de la que me reía, es la que ríe ahora, pidiendo una cajita feliz.
4. Que se haya perdido la costumbre de ir a comprar un disco. ¿Dónde quedó esa emoción de ir a la disquerías y comprar el último trabajo de nuestro artista favorito? Internet y los altos precios de los discos mataron ese entusiasmo y ansiedad de querer llegar rápido a casa, romper el celofán, escuchar el disco y leer el librito.
3. Que Starbucks se instale en la Argentina. Sabido es que a los argentinos les gusta incorporar cualquier costumbre foránea que ande dando vueltas por ahí. Cuando ya parecía que el vaso estaba colmado con la importación a estas tierras de Halloween, siguen yendo por más. Hace algún tiempo se instaló por estos lares la cadena de cafeterías yanqui Starbucks. Es realmente un despropósito que atenta directamente contra nuestras costumbres de toda la vida. ¿Qué es eso de ir a comprar café para llevar? Es un atentado al ritual de sentarse en un bar a tomar un feca, una provocación a la eliminación de la charla. No compremos por favor esta tilinguería gringa y sigamos yendo a los viejos bares a debatir, a discutir, a conversar o a lo que fuere. Y sobre todo, por favor, que no se pierda ese gesto que con el índice y el pulgar, forman una c, que no se pierda.
2. Pobre coyote. Esta es una de las injusticias más grandes de la historia de los dibujos animados. Por favor que me expliquen qué gracia tenía ver al infortunado coyote esmerándose por crear la gran trampa para atrapar al pelotudo del correcaminos y siempre fallar en el intento. Cuál era el divertimento de ver a ese pobre santo fracasar una y otra vez, intentándolo todo, levantando la bandera del estoicismo, la perseverancia y la voluntad infinita para terminar viendo al otro idiota riéndosele en la cara. Indignante.
1. Que todos vivan de Polosecki. Fabián Polosecki fue un periodista que tuvo un fugaz paso por la televisión a comienzos y casi mediados de los 90’s. Polo hizo programas como “El otro lado” y “El visitante”, donde con su particular sensibilidad narraba y se involucraba a través de sus increíbles entrevistas a marginales, prostitutas, drogadictos y muchos otros personajes. Hoy Gastón Pauls, Matías Martín (veáse Ser urbano, La Liga y demases) y muchos otros viven del legado del Fabián Polosecki, quien decidió poner fin a su vida arrojándose a las vías del tren, en Tigre. Y digo que viven del legado porque sus programas son meras copias de la obra de Polo, pero con una particular diferencia, Polo no actuaba, se involucraba de posta.
viernes, 12 de septiembre de 2008
Cinco tipos demasiado correctos.
Como que no tienen esencia. No muestran eso que casi todos los mortales llevamos dentro. Esas imperfecciones que nos hacen humanos. Que nos distinguen. Por eso, presento a cinco tipos que no tienen puntos oscuros. Que levantan la bandera de la corrección, la caballerosidad y demases superficialidades. En definitiva, cinco chabones que a mí, me aburren.
5. Facundo Arana. Buen actor y súper fachero. Pero siempre, siempre en una postura exagerada de buen chabón. Si man, no tenés que decir que sí a todos los autografos y a todas las fotos que te quieren sacar las presidentas de los clubes de fans. Pará un poco.
4. León Gieco. El estereotipo del políticamente correcto. Nunca un comentario polémico, jamás una desubicación. Todo lo que dice y lo que canta mantiene ese halo de compromiso, que es tan exacerbado que hasta termina siendo sospechoso.
3. Bono. La versión irlandesa del bueno de León (ver punto 4). Pero con más fama, más guita y más rock.
2. Roger Federer. Uy. Que casualidad que justo quedó en el puesto número 2, él que siempre fue 1. Pero bueno, resulta que Rogelio, es un flaco que juega al tenis como nadie. Pero como nadie posta en la historia de este deporte. Es un placer verlo desplegar su exquisito talento y es imposible no deleitarse con su estilo tan completo. Saque, drive, revés, volea. Todos los tiros, menos el de gracia.
1. Enzo Francescoli. Como buen gallina que soy, me duele en el alma que el Enzo ocupe un lugar en este listado. Pero lo debo admitir. El yorugua era más aburrido que las películas de Hallmark. Y encima, siempre arrugaba contra Boca. Perdón Príncipe, lo tenía que decir.
5. Facundo Arana. Buen actor y súper fachero. Pero siempre, siempre en una postura exagerada de buen chabón. Si man, no tenés que decir que sí a todos los autografos y a todas las fotos que te quieren sacar las presidentas de los clubes de fans. Pará un poco.
4. León Gieco. El estereotipo del políticamente correcto. Nunca un comentario polémico, jamás una desubicación. Todo lo que dice y lo que canta mantiene ese halo de compromiso, que es tan exacerbado que hasta termina siendo sospechoso.
3. Bono. La versión irlandesa del bueno de León (ver punto 4). Pero con más fama, más guita y más rock.
2. Roger Federer. Uy. Que casualidad que justo quedó en el puesto número 2, él que siempre fue 1. Pero bueno, resulta que Rogelio, es un flaco que juega al tenis como nadie. Pero como nadie posta en la historia de este deporte. Es un placer verlo desplegar su exquisito talento y es imposible no deleitarse con su estilo tan completo. Saque, drive, revés, volea. Todos los tiros, menos el de gracia.
1. Enzo Francescoli. Como buen gallina que soy, me duele en el alma que el Enzo ocupe un lugar en este listado. Pero lo debo admitir. El yorugua era más aburrido que las películas de Hallmark. Y encima, siempre arrugaba contra Boca. Perdón Príncipe, lo tenía que decir.
Mención honorífica: Juan Román Riquelme. Otro virtuoso como Rogelio y el Enzo. Pero sin la virtud de expresar sentimientos. A el le da lo mismo que palme su perro, que ganar la Copa Libertadores.
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