lunes, 22 de septiembre de 2008

Cinco injusticias de la vida.

Si bien tengo conciencia social, y me preocupan quehaceres mucho más importantes, nadando por la superficie, me encontré con ciertas cosas que considero injustas, indignantes y que me molestan. Como por ejemplo estas cinco.

5. Que no esté más Wendy’s en Argentina. Una hamburguesa brillante, como pocas, como ninguna. Como buena cadena de comida rápida pasó fugazmente por la Argentina, para nunca más volver. Recuerdo con un lagrimón que cae sobre mi rostro, como me reía socarronamente de la gente que decía: -Wendy´s es malísimo, Mc Donald’s es mucho mejor. Y esa gente de la que me reía, es la que ríe ahora, pidiendo una cajita feliz.

4. Que se haya perdido la costumbre de ir a comprar un disco. ¿Dónde quedó esa emoción de ir a la disquerías y comprar el último trabajo de nuestro artista favorito? Internet y los altos precios de los discos mataron ese entusiasmo y ansiedad de querer llegar rápido a casa, romper el celofán, escuchar el disco y leer el librito.

3. Que Starbucks se instale en la Argentina. Sabido es que a los argentinos les gusta incorporar cualquier costumbre foránea que ande dando vueltas por ahí. Cuando ya parecía que el vaso estaba colmado con la importación a estas tierras de Halloween, siguen yendo por más. Hace algún tiempo se instaló por estos lares la cadena de cafeterías yanqui Starbucks. Es realmente un despropósito que atenta directamente contra nuestras costumbres de toda la vida. ¿Qué es eso de ir a comprar café para llevar? Es un atentado al ritual de sentarse en un bar a tomar un feca, una provocación a la eliminación de la charla. No compremos por favor esta tilinguería gringa y sigamos yendo a los viejos bares a debatir, a discutir, a conversar o a lo que fuere. Y sobre todo, por favor, que no se pierda ese gesto que con el índice y el pulgar, forman una c, que no se pierda.

2. Pobre coyote. Esta es una de las injusticias más grandes de la historia de los dibujos animados. Por favor que me expliquen qué gracia tenía ver al infortunado coyote esmerándose por crear la gran trampa para atrapar al pelotudo del correcaminos y siempre fallar en el intento. Cuál era el divertimento de ver a ese pobre santo fracasar una y otra vez, intentándolo todo, levantando la bandera del estoicismo, la perseverancia y la voluntad infinita para terminar viendo al otro idiota riéndosele en la cara. Indignante.

1. Que todos vivan de Polosecki. Fabián Polosecki fue un periodista que tuvo un fugaz paso por la televisión a comienzos y casi mediados de los 90’s. Polo hizo programas como “El otro lado” y “El visitante”, donde con su particular sensibilidad narraba y se involucraba a través de sus increíbles entrevistas a marginales, prostitutas, drogadictos y muchos otros personajes. Hoy Gastón Pauls, Matías Martín (veáse Ser urbano, La Liga y demases) y muchos otros viven del legado del Fabián Polosecki, quien decidió poner fin a su vida arrojándose a las vías del tren, en Tigre. Y digo que viven del legado porque sus programas son meras copias de la obra de Polo, pero con una particular diferencia, Polo no actuaba, se involucraba de posta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adhiero a la 2 y 3; no tanto a la 5, un poco a la 4, y la 1, puede que tengas algo de razón.
El problema, creo, radica en la publicidad y en el consumo. Hacete cargo. Por qué nos dejamos convencer pensando que un café que viene en vasito de plástico, sin galletitas y te salé un huevo, va a ser más rico que uno que viene el tacita, te lo trae un mozo y viene con masitas?; por qué los discos están tan caros y los cd vírgenes tan baratos?; Por qué bailando, patinando, cantando tienen tanto éxito?; Por qué Paparazzi se vende más de Página 12?; Por qué seguimos comprando más y más celulares si ya tenemos alguno que funca bien?; Todo es culpa de la fucking publicidad que generó y genera un mundo injusto, con un consumidor medio mogólico. El mundo es injusto, por suerte.

microestadio dijo...

Estoy de acuerdo con vuestra visión en este caso. Lo que si me parece completamente injusto es que usted tenga que decidir si va a hinchas por España y su amado Nadal o por su terruño, hogar, nación y patria. Amén.