martes, 18 de noviembre de 2008

Cinco cosas que pasan por teléfono.

Si esperás que te llamen, te quedás esperando. Si el celular está en el fondo de la mochila en un subte atestado de gente, ahí te llaman. Lo que pasa por teléfono, también pasa por este blog.

5. El falso acting cuando atendés. El inexplicable hola en tono de pregunta cuando atendemos una llamada por celular sabiendo quién es.

4. La incomodidad de hablar por celular con poca señal. La deformación de la voz por esta causa puede afectar seriamente una relación. "Te escuché un poco distante".

3. El ring raje. En épocas de vacas flacas, sin crédito, llamás a alguien y cortás para obtener el famoso: ¿Me llamaste?

2. El inevitable e inútil mensaje desesperado de las 5 y media de la mañana. Fiesta que decae. Borrachera que pasa de euforia a melancolía y esa chica del pasado que aparece de la nada para ser mensajeada. Lo mando, no lo mando, lo mando, no lo mando... Y, nunca contestó.

1. Los policias mandándose mensajes de texto todo el tiempo. La comunidad políciaca es fanática del sms. Mandá cana al 4242 y fijate.


Mención honorífica: Los extranjeros hablando en el teléfono semipúblico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como ex-operador de callcenter de reclamos, puedo pasarte una técnica muy interesante, que ponía en práctica cada vez que veía que la conversación no llevaba a ninguna parte, cuando ya tenía toda la información necesaria para iniciar el reclamo y estaba perdiendo mi tiempo y el de otros usuarios escuchando la catársis inútil del usuario de turno, que necesitaba más un amigo que una solución.

Bueno, la técnica era bien simple, aunque requiere de una mínima coordinación y práctica:

- Acercaba mi dedo al botón de cortar la comunicación.
- Cuando me tocaba hablar a mí, empezaba con alguna oración bien diseñada, que fuera larga pero predecible. Ej. "Bueno, quédese tranquilo porque el reclamo ya está iniciado".
- En el momento menos esperado, en un lugar de la oración con la entonación más ascendente, menos conclusiva, "click", cortaba.
- Entonces, del otro lado se escuchaba: Bueno, quédese tranquilo, porque el recl- click.

Nunca nadie pudo haber pensado que le corté. A lo sumo se habrán quedado pensando que había un tiempo limitado de conversación.

Me pareció siempre muy útil. Y debo confesarte: lo he usado con mi madre. Y no es la única con la que- click.