5. Eric Cantona. Desplegó todo su talento allá por los 90’s en Manchester United. Pero además del virtuosismo exquisito que exhibía en su juego, también mostraba a menudo su lado oscuro. Injustamente, el francés, que solía llegar a los entrenamientos en una Harley Davidson, va a ser recordado por siempre por su peor jugada, la patada voladora que le propinó a un molesto plateista.
4. Paul Gascoigne. Fue considerado uno de los mejores mediocampistas ingleses de la historia. No parecía un jugador británico, su estilo estaba más emparentado al de un futbolista argentino o brasileño. Claro que tanto talento, fue eclipsado por sus recurrentes excesos (el alcohol y las drogas eran tan frecuentes en su vida como sus gambetas). Lejos de ser un jugador violento, aunque sí temperamental, una vez se le a tiró a un rival desde atrás de manera descalificadora. El resultado: rival ileso y Paul con rotura de ligamentos cruzados.
3. Gastón Gaudio. Injustamente criticado por su temperamento, el gato está en la historia grande del tenis argentino. Junto a Vilas y Sabatini, son los tres únicos tenistas nacionales ganadores de Grand Slam. Además posee una característica que lo diferencia de los demás. Es un ídolo terrenal, una persona que siente y que a veces la pasa mal en el laburo, como vos o como yo, pero con un revés de la puta madre.
2. Goran Ivanisevic. Llegó a ser número 2 del mundo en 1994 detrás del aburrido Pete Sampras. En 2001 Goran estaba en el puesto número 125 del ranking de la ATP, lo que resultaba un obstáculo para participar del torneo de Wimbledon. Como había sido finalista del torneo inglés en tres ocasiones, le otorgaron una invitación especial para participar del certamen. Así, cuando nadie lo imaginaba, el bombardero croata (el animal metió 206 aces en esa edición de Wimbledon) se alzó con el trofeo superando en una final súper emotiva a Patrick Rafter por 6-3 3-6 6-3 2-6 9-7. Como buen transgresor, cuando finalizó el partido se rió del tradicionalismo del All England, peló cuero, ensayó una vuelta olímpica y se colgó la bandera de Croacia. Un grande.
1. Flavio Zandoná. Jugador de fútbol argentino de la década del 90. Supo jugar en San Lorenzo y en Vélez Sarsfield, con este último equipo fue campeón del mundo en 1994, superando al Milán en la Copa Intercontinental. El principal valor agregado en el juego de Flavio (me atrevo a decir el único) era su potente remate no sólo de larga, sino también de corta distancia. Acá lo demuestra con la trompada que le embocó al pesado de Edmundo (jugador de Flamengo en ese entonces) en la Supercopa de 1995, la jugada que supo inmortalizarlo.
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