Esas pequeñas cosas que le pueden romper las guindas a cualquier hijo de vecino. Y hasta al vecino mismo.
5. Vas en un auto en los asientos traseros, es verano (el vehículo carece de aire acondicionado), estás en pantalón corto, tu pierna hace contacto con la gamba de otro chabón y cuando te das cuenta, notás que estás adherido por la transpiración de ambos.
4.Fiesta de 15 o casamiento. Cuando en alguno de estos eventos te toca sentar con algún familiar medio ganso o con gente completamente desconocida que te habla de temas tan interesantes como el TC 2000 o de qué bueno está el ringtone del silbido de Kill Bill.
3.El acto obligado de elogiar a un bebé. ¿Por qué andar adulando a un bebé, sólo porque es un bebé? Si el bepi es horrible, no hay razón para decir que es hermoso.
2.Los que escuchan música en el celular sin auriculares. ¿Por qué hay que soportar a esta gente que anda por la vida exhibiendo a los cuatro vientos sus efímeras preferencias musicales?
1. Los que te preguntan si todo bien. Si no sabés cómo estoy, ¿por qué supones que voy a estar bien? Lo que más indigna, es la formulación de este saludo. En la primera parte, te plantean la pregunta: ¿Cómo andás? Pero como tu respuesta no les importa ni un poco a estos hijos de puta, sueltan el todo bien totalmente despreocupados, ya sea por tu estado anímico, emocional o de facebook.
Ni leer un libro, ni hacer crucigramas, sudokus y ni salir a dar una vuelta. En esos días en los cuales te cuestionás hasta tu propia existencia, zarpado en embole, no hay pasatiempo que valga. El aburrimiento no tiene solución, pero tiene un blog que habla de él.
5. Cuando estás con alguien que es más aburrido/a que vos. Lo peor que le puede pasar a alguien que está aburrido es que aparezca otro aburrido. En este caso menos por menos es igual a menos y es irremontable. ¿Por qué? Porque el aburrido está esperando a que el otro se le ocurra algo maravilloso para hacer, y es bueno saber, que a los aburridos jamás pero jamás, se les va a prender la lamparita de la diversión.
4. Todo conspira contra nuestro divertimento. Cuando estás en esos períodos de tedio, hastío y desinterés, nunca aparece ese compinche, ese levanta fiestas, en resumen, ese barriletero que siempre tiene el plan salvador para rescatarte de la monotonía. Por otra parte, cuando estás embotado, nunca hay algo decente para ver en televisión, nadie te llama para saber si seguís existiendo y todas las chicas seguramente tienen algo que hacer.
3. El alcohol. Así como el alcohol es conocido por destrozar sin piedad algunas de nuestras neuronas, también es un célebre asesino del aburrimiento. Lo que pasa, es que cuando uno está en ese estado de embole extremo, casi al borde de la enemistad con la vida, ni el escabio te pega. Podés tomarte 34 fernets, 55 cervezas, hasta 72 speeds con vodka y seguro vas a seguir con la misma sensación de mierda, y con la misma cara de orto.
2. Matar el tiempo. Si bien existen los fundamentalistas de la vida que declaran a los cuatro vientos: Si les sobra tiempo, dénmelo a mí, que lo mato por ustedes, es muy triste la sensación de no saber que hacer con el tiempo. Uno es demasiado "intelectual" como para ir a consumir horas a un shopping y demasiado pajero como para ir a ver una maratón de cine alemán.
1. Los que la pasan "bien" tomando mate. ¿Me pueden decir que carajo tiene de bueno ese ritual de mierda que es tomar mate? Detesto a la gente que lo toma como pasatiempo y lo enaltece hasta niveles estratosféricos. Vení y nos tomamos unos mates, dicen los pelotudos. ¿Y en qué mierda me va a cambiar la vida andar chupando agua caliente por una bombilla? Después si querés, para rematarla, tomamos agua de una bolsa de agua caliente. Pelotudos.
A algunos los pone tristes, a otros melancólicos, a unos cuantos románticos y a Antonio Birabent no lo inspira. La verdad, a mí, la lluvia me rompe los huevos. Así que Gene Kelly, andá a cantarle a Gardel. Y llevá paragüas.
5. El paso estratégico. Es sumamente arduo y trabajoso ir adivinando, cual rayuela in the rain, que baldosa está floja y cual no. Igual siempre uno termina con los pepés ensopapados.
4. El paragüas. Adorado por algunos, denostado por otros, el paragüas es una de las cosas más incómodas que existen sobre la tierra. Si bien es mucho mejor estar al resguardo de esta mini sombrilla, su acarreamiento es totalmente molesto. Ni que hablar de su inutilidad en los días de mucho viento.
3. Después refresca. Siempre está el pelotudo que en alguna conversación se disfraza de pronosticador y augura: - No, lo bueno, que ahora para y refresca. Ésta refresca. Después de soportar litros y litros de agua que cayeron del cielo, hay que aguantar el calor que por la humedad excesiva se torna insoportable.
2. La imposición de un nuevo peinado. La humedad, uno de los males que vine adherido a la lluvia, hace que nuestro pelo luzca diferente a como suele presentarse cotidianamente. A algunos/as se les infla y otros/as se les achata. A ver Teté, a mover las cabezas.
1. El plan obligado para la lluvia. Detesto que la lluvia imponga planes. Odio escuchar a los locutores de radio decir: -qué lindo que está para quedarse en casa. Pero porqué no te quedaste en casa vos nabo. O los que siempre proponen originalidades como ir de shopping, al cine o el ya vetusto programa de tomar mate con tortas fritas. Y encima ni sé lo que son las tortas fritas.
Si esperás que te llamen, te quedás esperando. Si el celular está en el fondo de la mochila en un subte atestado de gente, ahí te llaman. Lo que pasa por teléfono, también pasa por este blog.
5. El falso acting cuando atendés. El inexplicable hola en tono de pregunta cuando atendemos una llamada por celular sabiendo quién es.
4. La incomodidad de hablar por celular con poca señal. La deformación de la voz por esta causa puede afectar seriamente una relación. "Te escuché un poco distante".
3. El ring raje. En épocas de vacas flacas, sin crédito, llamás a alguien y cortás para obtener el famoso: ¿Me llamaste?
2. El inevitable e inútil mensaje desesperado de las 5 y media de la mañana. Fiesta que decae. Borrachera que pasa de euforia a melancolía y esa chica del pasado que aparece de la nada para ser mensajeada. Lo mando, no lo mando, lo mando, no lo mando... Y, nunca contestó.
1. Los policias mandándose mensajes de texto todo el tiempo. La comunidad políciaca es fanática del sms. Mandá cana al 4242 y fijate.
Mención honorífica: Los extranjeros hablando en el teléfono semipúblico.
Porque la tristeza no tiene fin y a veces tampoco explicación, acá van cinco de las tantas canciones que me hacen piantar un lagrimón.
5. I just don't know what to do with myself. The white stripes. Un alegato ultra explícito que cuestiona la propia existencia. Ideal para escuchar cuando uno no se aguanta ni a sí mismo.
4. The sounds of silence. Simon & Garfunkel. Cubierto por una atmósfera de tristeza todo el tiempo, este tema de Paul y Art te puede hacer sentir como un domingo a la tarde un viernes a la noche.
3. Nothing compares to you. Sinead O'Connor. Si bien esta canción fue escrita por Prince, la que le puso el alma fue la loca Sinead. Esta pieza refleja como pocas, esa sensación que te queda cuando te dejan, valga la paradoja.
2. Lost cause. Beck. Nunca dudé del talento de Hansen, es más, soy fan del rubión este desde su disco debut (Mellow gold, 1994). Pero siempre me pareció un superficial, su obra no me llenaba del todo porque no lograba conocerlo a el como chabón. Hasta que en 2002, su novia lo dejó y el sacó todo lo que tenía adentro con el doloroso Sea change, disco del cual destaco esta canción que en castellano se titularía Causa perdida.
1. All apologies. Nirvana. Una canción que rebalsa resignación y desgano, pero que sobre el final, te da una luz de esperanza. Una luz que el bueno de Kurt, se encargó de apagar.
Cómo canta y como se banca el primer plano la rapada.
Si bien tengo conciencia social, y me preocupan quehaceres mucho más importantes, nadando por la superficie, me encontré con ciertas cosas que considero injustas, indignantes y que me molestan.Como por ejemplo estas cinco.
5. Que no esté más Wendy’s en Argentina. Una hamburguesa brillante, como pocas, como ninguna. Como buena cadena de comida rápida pasó fugazmente por la Argentina, para nunca más volver. Recuerdo con un lagrimón que cae sobre mi rostro, como me reía socarronamente de la gente que decía: -Wendy´s es malísimo, Mc Donald’s es mucho mejor. Y esa gente de la que me reía, es la que ríe ahora, pidiendo una cajita feliz.
4. Que se haya perdido la costumbre de ir a comprar un disco. ¿Dónde quedó esa emoción de ir a la disquerías y comprar el último trabajo de nuestro artista favorito? Internet y los altos precios de los discos mataron ese entusiasmo y ansiedad de querer llegar rápido a casa, romper el celofán, escuchar el disco y leer el librito.
3. Que Starbucks se instale en la Argentina. Sabido es que a los argentinos les gusta incorporar cualquier costumbre foránea que ande dando vueltas por ahí. Cuando ya parecía que el vaso estaba colmado con la importación a estas tierras de Halloween, siguen yendo por más. Hace algún tiempo se instaló por estos lares la cadena de cafeterías yanqui Starbucks. Es realmente un despropósito que atenta directamente contra nuestras costumbres de toda la vida. ¿Qué es eso de ir a comprar café para llevar? Es un atentado al ritual de sentarse en un bar a tomar un feca, una provocación a la eliminación de la charla. No compremos por favor esta tilinguería gringa y sigamos yendo a los viejos bares a debatir, a discutir, a conversar o a lo que fuere. Y sobre todo, por favor, que no se pierda ese gesto que con el índice y el pulgar, forman una c, que no se pierda.
2. Pobre coyote. Esta es una de las injusticias más grandes de la historia de los dibujos animados. Por favor que me expliquen qué gracia tenía ver al infortunado coyote esmerándose por crear la gran trampa para atrapar al pelotudo del correcaminos y siempre fallar en el intento. Cuál era el divertimento de ver a ese pobre santo fracasar una y otra vez, intentándolo todo, levantando la bandera del estoicismo, la perseverancia y la voluntad infinita para terminar viendo al otro idiota riéndosele en la cara. Indignante.
1. Que todos vivan de Polosecki. Fabián Polosecki fue un periodista que tuvo un fugaz paso por la televisión a comienzos y casi mediados de los 90’s. Polo hizo programas como “El otro lado” y “El visitante”, donde con su particular sensibilidad narraba y se involucraba a través de sus increíbles entrevistas a marginales, prostitutas, drogadictos y muchos otros personajes. Hoy Gastón Pauls, Matías Martín (veáse Ser urbano, La Liga y demases) y muchos otros viven del legado del Fabián Polosecki, quien decidió poner fin a su vida arrojándose a las vías del tren, en Tigre. Y digo que viven del legado porque sus programas son meras copias de la obra de Polo, pero con una particular diferencia, Polo no actuaba, se involucraba de posta.
Como que no tienen esencia. No muestran eso que casi todos los mortales llevamos dentro. Esas imperfecciones que nos hacen humanos. Que nos distinguen. Por eso, presento a cinco tipos que no tienen puntos oscuros. Que levantan la bandera de la corrección, la caballerosidad y demases superficialidades. En definitiva, cinco chabones que a mí, me aburren.
5. Facundo Arana. Buen actor y súper fachero. Pero siempre, siempre en una postura exagerada de buen chabón. Si man, no tenés que decir que sí a todos los autografos y a todas las fotos que te quieren sacar las presidentas de los clubes de fans. Pará un poco.
4. León Gieco. El estereotipo del políticamente correcto. Nunca un comentario polémico, jamás una desubicación. Todo lo que dice y lo que canta mantiene ese halo de compromiso, que es tan exacerbado que hasta termina siendo sospechoso.
3. Bono. La versión irlandesa del bueno de León (ver punto 4). Pero con más fama, más guita y más rock.
2. Roger Federer. Uy. Que casualidad que justo quedó en el puesto número 2, él que siempre fue 1. Pero bueno, resulta que Rogelio, es un flaco que juega al tenis como nadie. Pero como nadie posta en la historia de este deporte. Es un placer verlo desplegar su exquisito talento y es imposible no deleitarse con su estilo tan completo. Saque, drive, revés, volea. Todos los tiros, menos el de gracia.
1. Enzo Francescoli. Como buen gallina que soy, me duele en el alma que el Enzo ocupe un lugar en este listado. Pero lo debo admitir. El yorugua era más aburrido que las películas de Hallmark. Y encima, siempre arrugaba contra Boca. Perdón Príncipe, lo tenía que decir.
Mención honorífica:Juan Román Riquelme. Otro virtuoso como Rogelio y el Enzo. Pero sin la virtud de expresar sentimientos. A el le da lo mismo que palme su perro, que ganar la Copa Libertadores.
No sé por qué, es agosto pero mi reloj biológico se adelantó y siento como que estamos en diciembre. Así que se me vienen a la cabeza esas cosas que sólo suceden en épocas de navidad, fin de año y demases. De acá en más, cinco situaciones que sólo se presentan en esos tiempos en los que comemos nuez, turrón y pan dulce con 40 grados.
5. La pregunta recurrente. Siempre fastidia aquel tío o tía que todos, pero todos los putos años se acerca para preguntar: -¿Cómo estás? ¿Estás de novio?
4. Escuchar al que está en la radio en vivo. Toda mi vida admiré a esos chabones que se dedican a pasar las fiestas en la radio. Disfruto mucho el viaje hacia alguno de la parentela escuchando al flaco que está en vivo en la radio.
3. El deja vú. Como casi siempre vemos a la familia unita sólo para esas fechas, no hay demasiadas historias en común, por lo tanto, siempre se recurre a fiestas pasadas para recordar. Y siempre, todos los años, las mismas anécdotas. ¿Te acordás cuando me quemaste con la estrellita?
2. La tele. Todos los canales de televisión emitiendo "lo mejor" del año y menos mal que siempre canal 13 pasa Mi Pobre Angelito. Gracias.
1. La culpa de 25 y el 1. Es inevitable ver en esos días a los que se sienten arrepentidos por engullir hasta reventar y lavan su culpa yendo a correr.
La gente o las cosas que le caen bien a todo el mundo por lo general no suelen ser de mi agrado, aunque hay honrosas excepciones. A continuación, cinco de esas que la gente dice: ahh, ahh. Y a mi, ni fu, ni fa.
La gente suele tener ciertos saberes, habilidades o virtudes que para la mayoría son inútiles o irrelevantes. Pero que para mí tienen valor, algunos mucho y otros poco. Ahí van.
5. Los que no se ensucian. No es algo por lo que sienta admiración, pero me llama un montón la atención esa gente que todo el día conserva el mismo aspecto. Pueden pasar horas y horas de trabajo, reuniones y demás, que estos estos individuos/as mantienen su aspecto inmaculado. Es algo que siempre me pregunté y nunca tuve una respuesta.
4. Los que reconocen un tema con escuchar sólo un segundo. Me pongo el traje de egocéntrico un rato y me admiro a mí mismo por esta habilidad que tengo y que no mucha otra gente tiene. Uno de los grandes placeres de la vida es escuchar una centésima de segundo de un tema y saber cual es.
3. Los que le ponen buenos nombres a las mascotas. Acá si. Me pongo de pie y aplaudo fervorosamente a aquellas personas que saben poner buenos nombres a sus animales y no caen en los clásicos bobby o pelusa.
2. La gente que fuma y no le queda olor. Me saco el sombrero que no tengo ante esas personas que pueden fumar como cerdos y no les queda ni una pizca de olor a pucho.
1. Los que transmiten tranquilidad. Te pueden decir lo mismo que te dice todo el mundo, pero la forma y la convicción, los hace difentes. Es aquella gente que te transmite tranquilidad con lo que te comunica. Son esos/as que si te dicen: - está todo bien, está todo bien de posta.
La televisión nos ha brindado a largo de su historia momentos que nunca olvidaremos. Sucesos que nos conmovieron, que nos tocaron una fibra íntima. Que nos llevaron hasta el llanto o la risa. Señoras, señores, con ustedes, cinco momentos fundamentales que pasaron por la caja boba.
5. Lo que dijo una de las Bandana. Una de las integrantes de ese efímero grupo de chicas que supo tener éxito a comienzos de esta década, confesó una terrible verdad en el programa de Mirtha Legrand. Chiquita, siempre punzante en sus cuestionarios a invitados, le preguntó a una de ellas (a la rubia, Virginia): -Che, pero que éxito que están teniendo, es impresionante. Se deben estar llenando de plata, no? A lo que la joven blonda contestó: -Para nada, nosotras no vemos un mango, toda la guita se la llevan los productores. Honestidad brutal.
4. Lo que dijo Charly García. Cómo olvidar aquella visita de Charly a lo de Susana Giménez en la que la rubia conductora, al verlo bastante saludable le dijo: - Charly, que lindo, estás más gordito. Y el bigotón la calzó de volea y la clavó en el ángulo: -vos también.
3. El final de Seinfeld. La serie del comediante Jerry Seinfeld transcurrió durante sus nueve años de existencia, sin ningún momento emotivo, y eso en parte, fue lo que la hizo una de las más grandes tiras de la historia de la televisión. Pero cuando menos lo esperamos, ese momento emotivo llegó y fue en el capítulo final. Un compilado de recuerdos de lo mejor de la serie con Good riddance (time of your life) de Green day de fondo. Un final que a todos los fans nos hizo poner de pie, para aplaudir e ir a buscar un pañuelo.
2. Nada se compara a Sinead. Allá por 1992, la cantante irlandesa Sinead O' Connor estuvo en el emblemático programa Saturday Night Live. Recuerdo que la loca hizo un cover del tema War, de Bob Marley. Al terminar esa performance, todos quedamos absortos frente a la pantalla cuando la pelada peló una foto del Papa Juan Pablo II y la rompió. Una imagen muy fuerte que jamás olvidaré.
1. La muerte de Roy. De niño solía deleitarme con la serie animada Robotech (ahora de grandulón también pero bue..). El tema es que recuerdo un momento en el cual mi vida cambió. Siendo niño recibí un golpe terrible del señor televisor: La muerte de Roy Fokker. El más capo, el más carismático, el más fachero, el más valiente, el más de lo más de la serie, de un momento a otro, cuando nadie lo esperaba, palmó. Fue la cruda irrealidad.
Mención honorífica:Los canas y los stones. Okupas fue una serie ejemplar de comienzos de esta década que brindó momentos inolvidables. Entre ellos, aquel en el que se produce un allanamiento en la casa de richard. En plena redada, uno de los policías ve que hay un equipo de música en pause, toca el botón (valga la redundancia) y arranca la versión de los Rolling Stones del tema My girl, de The Temptations. Una canción hermosa para un momento terrible.
Siempre suele surgir entre hombres la charla acerca de mujeres. Y a veces esa conversación incluye a mujeres famosas. Cada vez que nombro a alguna de estas cinco que vienen, se genera una gran polémica. Las quiero igual.
5. Reese Witherspoon. En cada ocasión que nombro a la actriz de Legalmente Rubia, se abre la controversia. Todavía no conozco a otro chabón que se sienta atraído por esta simpática rubia que también supo trabajar en la inteligente comedia de Alexander Payne, Election.
4. Drew Barrymore. Su historia ya me genera un afecto especial. Tiene un pasado nefasto, plagado de drogas y alcohol, pero la loca supo recuperarse y ahora es una de las actrices más cotizadas de Hollywood. Ese valor para resurgir, para salir desde el fondo y llegar a lo más alto, tiene un valor inconmensurable. Que en The wedding singer está gorda, que tuerce la boca cuando habla, nada. Nada de eso importa. Es una de esas minas de las que puedo decir, con esta me caso.
3. Mandy Moore. Suelen atribuirle cara de tonta. A ver si en el mundo real se animan a decirle eso cara a cara. Si es que les da bola.
2. Ashlee Simpson. Si, está linda. Pero me gusta más su look rubión. Algunos la acusan de narigona sin gracia, sin embargo, a mí me gusta mucho más que su hermana, el gato Jessica.
1. Narda Lepes. Creo que Narda genera más discusión que el Bilardismo y el Menotismo, el bosterismo y el gallinismo y el peronismo y el radicalismo. Para mí Narda es especial. No me animo a decir que es linda, pero su carisma, su manera de hablar y su conocimiento de música me compraron para siempre. Pero si, tiene muchos pelos en los brazos. Todo no se puede.
Es un tema recurrente, pero nos afecta a todos. A todos los que usamos el messenger. Van cinco observaciones más de este bendito/maldito medio de comunicación.
5. Cuando no te contestan. En alguna gente y en algunos momentos de la gente existe una paranoia cuando alguien que realmente estimás no te contesta. Mirás el estado y decís: - pero está conectada, por qué no me contesta? Y seguís con la reflexión: - Debe ser que se olvidó, se fue y no cambió el estado, puede pasar. Pero uno siempre o a veces, depende el estado anímico, sospecha. No sé, en algún tiempo me afectaba, ahora como que le resto importancia y yo también me voy olvidándome el "conectado" puesto. Tomá.
4. Los estados de ánimo. Es materia discutible. No se sabe si lo ponen para llamar la atención o porque realmente están mal. Pero... ¿por qué comunicarlo a los cuatro vientos? ¿Por qué todos tienen que saber tu estado de ánimo? Si estás triste, contáselo a los que querés. Igual es para discutir, como decía al principio. Si ves a alguien que dice estoy mal, es inevitable interesarse, sería muy descortés de nuestra parte ignorar un estado de ánimo así y no ayudar al otro preguntándole por lo menos que le pasa.
3. Los contactos de relleno. Siempre tenemos por ahí en nuestra lista de admitidos gente con la que no hablamos nunca. Están porque están. ¿Pero para qué? Creo que a esos contactos no se los borra, porque a la gente que se elimina es a aquella que hace algo malo. Y estos no hacen nada, están ahí, pero ni siquiera hablan.
2. La persecución. Cuántas veces perdemos nuestro valioso tiempo pensando. ¿Me habrá borrado? ¿Cómo puede ser que no se conecte nunca? Y ahí es cuando decimos el triste: - se debe conectar a la noche. Pasa que a veces es mejor pensar eso, que saber de posta que te borraron. Eso si que es triste.
1. La impunidad. Lo bueno y lo malo del MSN es la impunidad. Ah sí. Ahí somos todos capos, decimos todo lo que sentimos. Por ejemplo con las chicas: sin el cara a cara somos todos (yo soy uno de ellos) ocurrentes, verborrágicos, simpáticos, carismáticos y chistosos. Y después en el cara a cara es como que cuesta un poco más. Y más si es alguien que te gusta. Me parece que no hay que tener demasiado en cuenta al msn y vivir más la vida en persona. No sé, a veces me parece que hay que guardarse ese falso coraje e intentar ser todo eso que somos en el msn, pero cara a cara. Pasa que es difícil.
Los recitales tienen una mística especial. No tiene que ver con la gente, su aguante, las banderas, las bengalas y vamos vamos los redó. Tiene referencia a ciertas cosas que siempre pasan cuando vas a ver un show de rock. Algunas están buenísimas y otras no tanto. Nnnn, rockenrol nene.
5. El arrepentimiento. Y sí. Pasa. Cuántas veces dijiste:-mejor voy a platea así estoy más tranquilo. Pero cuando estás ahí, sentado como un perejil, viendo como la gente salta y se divierte, decís: -¡Puta! Porque no habré ido a campo. Es más, estoy tan lejos que la verdad no sé si es Jagger o Juanse ese canta.
4. El que vende más barato. Siempre aparece cuando estás saliendo del show el que te vende la remera del grupo en cuestión. El tema, es que este sujeto antes de entrar a la cancha te vende la remera al precio de una Lacoste, y cuando salís, te la ofrece a la mitad de lo que cuesta una Hering de segunda selección.
3. El olor ese. Lejos, pero muy lejos estoy de ser un fundamentalista de los cigarrillos sin marca. Es más, ni siquiera soy un asiduo consumidor. Pero que lindo es entrar a un show y sentir ese olor, te pone en clima. Sin ese olor, los recitales no serían lo mismo.
2. La estupidez de los cantantes. Esto es algo que no me gusta. Y es cuando los cantantes, casi siempre los que vienen de afuera, empiezan a decir onomatopeyas para que la gente repita. Y ahí es cuando es la gilada arremete con el eo, eo, eo. Y así con toda estupidez que se le ocurra al frontman de turno. Que bronca que me da.
1. La espera. Ya pasaron las bandas soporte y estás esperando el show principal. Esa ansiedad, esa expectativa, es algo sin igual. Y ese disco de una banda que no tiene nada que ver, que suena de fondo para matizar la espera, al otro día, seguro que te termina gustando. A mí pasó.
Es muy difícil saber cuando una persona te dice una cosa pero hace otra. Es complicado identificar a esa gente que en la cara te dice que sos un copado y después habla mal de vos. Sí, los falsos son una especie jodida que, lamentablemente, está en vías de expansión. Aquí están, estas son, cinco cosas que siempre hacen los falsos/as.
5. Justo estaba pensando en vos, te iba a llamar. Típica del doble cara. Lo llamás y te dice eso. Mentira, ni se acordaba de que existías pero te tira esa para limpiar su culpa. Lo peor es que a veces uno se lo cree.
4. ¡Que hacés negrito, viejo o capo! Jamás tomes en serio a alguien que te llama de esa manera.
3. La mano muerta. Nunca le confíes nada a alguien que te saluda con la mano flojita. El que va de frente, de posta, te da la mano fuerte y te mira a los ojos. Para darme la mano como doncella, dejala guardada en el bolsillo.
2. Buen finde. Alguien verdaderamente transparente no te augura un buen período de descanso en forma abreviada. Nada de finde, es fin de semana. Para decir finde no digas nada.
1. El que al minuto de conocerte ya te achicó el nombre. Por suerte es uno de los más fáciles de reconocer. Al toque te cortan el nombre o hacen un diminutivo con el. Está bueno que a uno no lo llamen solemnemente por el nombre completo, pero tampoco tan rápido.
Advertencia:El contenido de este post no tiene carácter xenófobo ni mucho menos. No tengo nada contra los gays, no me molestan, es más tengo un amigo que.. Este es un manifiesto acerca de canciones que hasta el más macho de los machos (un macho como yo por ejemplo) no puede resistirse a escuchar. Subí el volumen máquina y dejate llevar.
5. Navidad. Miranda! Claramente todos los temas de esta banda son bastante blandos y cualquier recio se sentiría avergonzado de ser descubierto escuchando cualquier sencillo de esta agrupación. Pero Navidad, el tema en cuestión, es una canción de confusión amorosa sin ningún desperdicio. Tengo que admitirlo, en la versión en vivo, hay varios momentos en los que se me pone la piel de gallina.
4. Crazy for you. Madonna. Vas en el auto, subís los vidrios negros, y tarareás a fondo esta perla de 1985. Los gustos hay que dárselos en vida.
3. Morrisey. Leo García. Un manifiesto gay hecho y derecho. Un lindo tema para escuchar mirando por la ventana del bondi. Obviamente mirando a alguna mina.
2. Baby one more time. Britney Spears. Una Britney Spears de colegiala cantaba este recontra hit en el que suplicaba que le den una vez más. En ese momento con todo gusto, ahora que te hacés la reventada, lo tendría que pensar querida.
1.Dancing Queen. Abba. Quizás el himno gay por excelencia. Está bueno tenerlo a mano en el mp3 y escucharlo una mañana de sol, para salir radiante.
El MSN es una vía de comunicación fascinante, pero ciertos accionares de algunos usuarios/as, son un tanto molestos. Por lo menos molestos, para un molesto como yo.
5. El mal uso del lenguaje. Todo bien con que hay que escribir rápido y uno a veces tiene muchas ventanas de conversación abiertas y tiene que responder con celeridad, velocidad y ocurrencia . Pero, seamos sinceros, se tarda el mismo tiempo en poner QUIERO y KIERO, NO y NAA, NO ESTOY y NO TOY, además, queda feo. Por favor, el castellano es una lengua muy rica, no hagamos dieta con ella.
4. El uso desmedido de emoticones. Está muy bien expresar alegría y estados de ánimo de forma gráfica. Pero realmente me indigna de todo corazón que una conversación se nutra casi exclusivamente de emoticones. Los jajaja exagerados, la carita esa que se ríe, el logo de movistar. Por favor, tiene que haber un ente que regule esto.
3. Los nicks largos. Creo que hay gente a la cual, si le dieran una página entera para nickearse lo haría. Repudio nicks del estilo: Fulano te amo muchísimo (ícono de corazón), sos lo mejor que me pasó en esta vida (carita de felicidad) que solo es un rato y hay que disfrutarla. Empecé abogacía. En la pile, estudiando, parcial el martes y no llego. Esta noche fiesta en el club (carita de fiesta con espanta suegras). Si tienen ganas de escribir tanto, curtanse y hagan un blog.
2. El NO DISPONIBLE. Si no estás disponible, para que demonios te conectás. Está bien un rato, pero hay gente que sistemáticamente se pone en ese estado. Seguramente no tienen nada para decir.
1. Y para finalizar, el número 1. El que se lleva todos los galardones es el siguiente: La gran, Gran Hermano. Es decir, cuando en el nick o en el mensaje personal escriben: "en la pile" o "viendo una peli". No está bueno saber lo que hace el otro todo el tiempo. A ver si se animan a poner "en el baño".
Desde ya, no me den bola. Seguramente si estas cosas no estuviesen, el MSN sería un más aburrido. Y yo no reflexionaría acerca de esto.
La resaca es un estado de extrema complejidad e incómodo por demás, pero que permite hacer actividades que por lo general, estando sobrio no se realizan. Acá, una lista de cinco cosas que hacemos un domingo cualquiera, un sábado, o un viernes. ¡Salud!
5. La resaca provoca una sensibilidad especial. Y un programa que no se puede evitar ver en estado de rotura es El portal de las mascotas. La angustia del domingo llega a su climax cuando el amo se reencuentra con su mascota. Un golpe bajo ideal para un pedo triste.
4. Es típico despertarse un sábado al mediodía y encontrarse en la T.V con programas bailanteros. Siempre hay dando vueltas algún pasión de sábado por ahí. Y nos quedamos viéndolo, quizás con ganas de cambiar, pero la tele está sin audio y que se yo donde está el control remoto.
3. Es maravilloso ir a dormir la siesta un domingo a la tarde escuchando una transmisión de fútbol. La mezcla de somnolencia y el ritmo vertiginoso del relator es una combinación tan explosiva como la del speed con vodka.
2. Una de las ventajas que a veces presenta la resaca es una especie de relajación con malestar. Ese estado permite digerir mejor las cosas. Por ejemplo la música. Si hay un disco que todavía no te convence demasiado, dale una oportunidad escuchándolo en estado de quiebre.
1. Hacer deporte. La práctica deportiva es ideal para evitar las típicas depresiones dominicales que se agudizan en el estadio resacoso. Corrés para olvidar y transpirás para eliminar toda la porquerías consumidas la noche antes. Si, definitivamente el deporte hace bien.
No tiene por qué ser el perfume cautivante de una mujer. Son simplemente olores que cuando los sentimos nos hacen soltar una sonrisa.
5. El olor a verano. Cuando las veredas están mojadas y comienzan a secarse empieza emerger una fragancia a humedad arrolladora. Ahí es cuando nos damos cuenta que estalló el verano.
4. El olor a carne cruda. Uno de los placeres más grandes de la vida es ir a la carnicería y quedarse percibiendo el olor a lomo, novillo, falda entre otras especies. Y sí, de carne somos.
3. El olor a asado. Es uno de uno de esos olores que para mí, superan ampliamente al objeto tangible. El olor asado no se compara con nada. Ni siquiera con el asado mismo. Es un olor tan seductor, que despierta tantos sentidos y expectativas, que luego, ni el más eximio asador puede complacer.
2. El olor a nafta. Desde niño recuerdo ir en el asiento trasero del auto dejándome llevar por ese aroma afrodisíaco de la nafta super que salía desde el surtidor al vehículo de mi padre.
1. El olor a nuevo de un auto. Lo más lindo de tener un auto nuevo, es el olor a nuevo. Ni la dirección hidráulica, ni el mp3, ni las llantas de aleación, ni nada. Lo que garpa de posta, lo que te eriza la piel, lo que te hace poner la carne de pollo, lo que te da adrenalina, es sentir ese olor a inmaculado que tiene apenas te subís.
Detrás de el personaje de recio, se esconde una persona sensible, que, aunque se esconde muy bien, tiene sentimientos y suele llorar con cosas que lo conmueven. Acá va mi lista de películas que sacaron ese extraño líquido salado de los ojos.
5. 21 gramos. Película del director mexicano Alejandro González Iñarritu en la cual se mezclan varias historias trágicas. No tenés sangre si no se te mueve un pelo cuando Sean Penn, que espera un trasplante de corazón, se esconde en el baño de su casa a fumar.
4. La sociedad de los Poetas Muertos. Film de 1989, ganador de un Oscar a Mejor guión original, protagonizada por Robin Williams. Recuerdo de esa película una escena que me hizo lagrimear y es cuando Williams (hace de profesor de un colegio conservador de Vermont) es echado del recinto y sus alumnos se revelan, se paran arriba de sus pupitres en señal de protesta al grito de: ¡Oh captain, my captain! Una frase de Walt Whitman que su profesor les había enseñado.
3. Las reglas de la vida. El título original de esta buena peli de 1999 es The Cider house rules. Tiene actuaciones brillantes de Michael Caine y de Tobey Maguire. Pero justo la escena más conmovedora, compromete una parte fundamental de la trama de la película. La historia transcurre en un orfanato y tuvo siete nominaciones al Oscar, pero no ganó ninguno. Lloren chicos, lloren.
2. Bailarina en la oscuridad. Una actuación desgarradora de Bjork en su primera y única hasta el momento, incursión en el mundo del cine. La película es una angustia constante que te hace romper en llanto cada dos minutos y encima, te deja con ganas de romper la cara de Von Trier. Lars querido, no podés hacer sufrir tanto a Bjork.
1. Bambi. Esta película demuestra a las claras que Walt Disney no era un buen tipo. ¿A cuantos niños hizo llorar el papá de Mickey con la muerte de la mamá del ciervo? Que tipo frío este Walt.
Actualmente hay una publicidad al aire que toca la temática de los lentos, y afirma que esta música debería volver a las fiestas porque facilitaría el encuentro de la gente. Otra forma de decirlo es: para que se les / nos haga más fácil a los lentejas avanzar sobre una mina. Acto seguido, cinco razones por las cuales creo que no deben volver lo lentos.
5. Meterían presión. El corte abrupto de la música “movida” para pasar a los lentos ejercería mucha presión sobre el perejil promedio. Mejor mantener siempre el mismo clima y no establecer un determinado momento para ir a “encarar”.
4. Se perdería la informalidad. Los lentos le darían a las fiestas un marco de seriedad innecesario. Es mucho más difícil entrar a una conversación con un chiste en el marco de solemnidad que plantea la música romántica.
3. Obligación y culpa. Uno en una fiesta no tiene la obligación de ir a hablar con una mina, siempre está bueno, pero a veces no tenés ganas, o no te animás. Pero los lentos, instalarían ese momento como una “obligación”, lo cual sería muy nocivo y si no lo hacemos quedaríamos marcados como cagones.
2. Autodefensa. Creo que ante los lentos, las mujeres se pondrían innecesariamente a la defensiva. Quizás por sus cabezas pueden rondar pensamientos como: -pero si no me vino a hablar en toda la noche. ¿Ahora porque están los lentos viene? Mejor le digo que no. Y ahí, por esa conjetura, un pobre infeliz se va con la cabeza gacha.
1. Pregunta complicada. Por último creo que hay poca gente con el coraje suficiente de ir y decir directamente: ¿Bailás?
Igual no tomen demasiado en serio estos comentarios, porque son de alguien que se hace demasiadas preguntas.
La música calma a las fieras. Sí, a vos fiera, que a veces te levantás a la mañana meditabundo, cabizbajo y quejándote de tu suerte. Acá tenés cinco canciones para empezar a cambiar tu historia. Dale gas.
5. Maniac. ¿Qué será de la vida de Michael Sembello? La cosa es que el tipo este hizo una canción genial para la película Flashdance (1983). Desborda emotividad por donde la escuches y es, como diría el bambino Veira, un inflador anímico terrible. Cuando la escucho me dan ganas de hacer el repiqueteo de Jennifer Beals.
4. Candy. Iggy Pop. Brick by brick es uno de los mejores discos de la iguana, y Candy, es de esos temas que nunca nos vamos a cansar de escuchar. El uouououo oh de Kate Pierson (la de B’52), es lo que convierte en inmortal a esta canción de 1990.
3. Common people. William Shatner and The Von Bondies. Resulta que al protagonista de Star Trek (Viaje a las estrellas) un día se le dio por hacer música y sacó un disco que dejó una perla como esta versión del tema de Pulp. Una canción más épica que Gladiador y Corazón Valiente juntos.
2. I will survive. Cake. Este es uno de esos casos en que el cover supera a la versión original. Y acá, hay doble mérito, porque la original de la gorda Gloria Gaynor, parecía inigualable. El momento cumbre es ese encantador solo de guitarrita.
1. Read my mind. The Killers. Es de esas canciones que te hacen pensar: - la puta que vale la pena estar vivo. Emotiva, esperanzadora, alegre y triste al mismo tiempo, este hit de la banda de Las Vegas, ya se convirtió en un himno de esta década.
Mención especial: The Universal. Blur. El tema arranca bien abajo, casi tan abajo que si no tenés el volumen en 25 por lo menos, casi que no lo escuchás. Damon Albarn empieza cantando como en secreto, tímidamente hasta que la canción explota a los 2 minutos y 9 segundos. Las fanfarrias y la voluntad de Damon te dan una manija como para ir a cruzar Los Andes en pony.
5. Eric Cantona. Desplegó todo su talento allá por los 90’s en Manchester United. Pero además del virtuosismo exquisito que exhibía en su juego, también mostraba a menudo su lado oscuro. Injustamente, el francés, que solía llegar a los entrenamientos en una Harley Davidson, va a ser recordado por siempre por su peor jugada, la patada voladora que le propinó a un molesto plateista.
4. Paul Gascoigne. Fue considerado uno de los mejores mediocampistas ingleses de la historia. No parecía un jugador británico, su estilo estaba más emparentado al de un futbolista argentino o brasileño. Claro que tanto talento, fue eclipsado por sus recurrentes excesos (el alcohol y las drogas eran tan frecuentes en su vida como sus gambetas). Lejos de ser un jugador violento, aunque sí temperamental, una vez se le a tiró a un rival desde atrás de manera descalificadora. El resultado: rival ileso y Paul con rotura de ligamentos cruzados.
3. Gastón Gaudio. Injustamente criticado por su temperamento, el gato está en la historia grande del tenis argentino. Junto a Vilas y Sabatini, son los tres únicos tenistas nacionales ganadores de Grand Slam. Además posee una característica que lo diferencia de los demás. Es un ídolo terrenal, una persona que siente y que a veces la pasa mal en el laburo, como vos o como yo, pero con un revés de la puta madre.
2. Goran Ivanisevic. Llegó a ser número 2 del mundo en 1994 detrás del aburrido Pete Sampras. En 2001 Goran estaba en el puesto número 125 del ranking de la ATP, lo que resultaba un obstáculo para participar del torneo de Wimbledon. Como había sido finalista del torneo inglés en tres ocasiones, le otorgaron una invitación especial para participar del certamen. Así, cuando nadie lo imaginaba, el bombardero croata (el animal metió 206 aces en esa edición de Wimbledon) se alzó con el trofeo superando en una final súper emotiva a Patrick Rafter por 6-3 3-6 6-3 2-6 9-7. Como buen transgresor, cuando finalizó el partido se rió del tradicionalismo del All England, peló cuero, ensayó una vuelta olímpica y se colgó la bandera de Croacia. Un grande.
1. Flavio Zandoná. Jugador de fútbol argentino de la década del 90. Supo jugar en San Lorenzo y en Vélez Sarsfield, con este último equipo fue campeón del mundo en 1994, superando al Milán en la Copa Intercontinental. El principal valor agregado en el juego de Flavio (me atrevo a decir el único) era su potente remate no sólo de larga, sino también de corta distancia. Acá lo demuestra con la trompada que le embocó al pesado de Edmundo (jugador de Flamengo en ese entonces) en la Supercopa de 1995, la jugada que supo inmortalizarlo.
Cuando escuchamos un tema, muchas veces se nos vienen a la mente imágenes. Y esas imágenes, son las del video. Que el video levanta la canción, que la canción levanta al video, como sea. Aquí cinco ejemplos de auténtica sinergia audiovisual.
5. Cómo olvidar a Richard Ashcroft caminando por una vereda, llevándose por delante a la gente y cantando con la mirada perdida. Un excelente testimonio visual de Walter Stern para uno de los himnos de fines de la década del 90. Bittersweet simphony de The Verve es la canción indicada para escuchar y llevarse el mundo por delante. A ver, permiso.
4. Un grupo de locos bailando una coreografía disparatada y demencial en la puerta de un complejo de cines. Esa encantadora barrabasada imaginó y protagonizó Spike Jonze para la pegadiza Praise you de Fatboy Slim.
3. Un joven Jagger con pantalón blanco canta en la puerta de un edificio esperando a su amigo Keith Richards, quien viene caminando por el East Village de New York. Waiting on a friend es uno de los puntos sobresalientes del sobresaliente disco de los Rolling Stones Tattoo you, de 1981. Un dato: el edificio donde está parado Mick esperando a Keith, aparece en la tapa del disco de Led Zeppelin Physical Graffiti. Un canto a la amistad.
2. Un grupo de pandilleros liderados por un Michael Jackson cada vez menos oscuro, con pelo largo y grasiento, despliega una coreografía amanerada en las profundidades de alguna estación de subte de EEUU. Sí, Bad fue dirigido por Martin Scorsese.
1. Vemos a Thom Yorke lookeado con campera de cuero en el asiento trasero de un auto, viajando en la noche por una ruta desolada. De un momento a otro en la carretera aparece un hombre y el vehículo comienza a perseguirlo. La vuelta de tuerca del final es lo más brillante de esta gema de Jonathan Glazer. Veamos y escuchemos a Radiohead con Karma police.
5. Allá por 1994 se estrenó Pulp Fiction (acá se tituló Tiempos Violentos). Las buenas bandas de sonido, soundtracks, OST o como quieran llamarles, son una característica que se repite en cada uno de los largos de Quentin Tarantino (director de la peli en cuestión). A pesar de no tener canciones súper populares, los temas están tan bien elegidos, que conforman una cajita musical sumamente diversa e inigualable. Y por supuesto, aunque tu tía no sepa quién diantres es Tarantino, seguro que tiene ese disco en su casa.
4. El amor después del amor. Fito Páez. 1992 fue, merecidamente, el año de mayor popularidad de Rodolfito, y este disco (justamente de ese year) está compuesto por una catarata de canciones imbatibles. Lo escuché mucho, pero nunca lo tuve. Demasiados hits para mí.
3. Bob Marley. Legend. Este es otro que yo no tengo, porque no me gusta el género. Pero me pongo de pie ante el gran Robert Nesta y este compilado de reggae para todo público. Tan de todo público que para mí, le faltan un par de perlas como Africa Unite, Lively up yourself, Iron lion zion, Sun is shining y Roots, rock, reggae, temas que me gustan, a mí que no me gusta Bob.
2. Jump back. The best of the Rolling Stones (1971-1993). El disco que tienen hasta los gerontes que todavía viven la antigua rivalidad entre Beatles y Stones. Son 18 buenas canciones de los Rolling, pero no son las mejores. Ay Mick. ¡Cómo no vas a poner She's so cold!
1. Nirvana. MTV Unplugged in New York. El disco póstumo de Kurt Cobain. La banda que reavivó la llama del rock en los 90's tocó en MTV sin su instrumento esencial, la electricidad. Un show increíble y conmovedor, con Kurtco cantando con una tristeza que parecía premonitoria. Belleza nene, belleza.
Recordemos a Nirvana haciendo esta linda canción de Bowie.
5. Me caen mal los que dicen: - ¿Cómo andás negrito? Suerte que no conozco mucha gente así, pero lo que es seguro, es que los que dicen eso, son falsos o te quieren cagar.
4. También los que dicen: Gracias, eh. Enfatizando el eh. Es como si te estuvieran diciendo: -Mirá que te estoy agradeciendo, fijate.
3. Cuando estás pagando y te preguntan: - ¿No tenés más chico? Es una pregunta retórica. Obvio, quizás tengo, pero por ahí necesito cambio y no te quiero dar. Además, que es eso de si tengo más chico, en todo caso tengo del mismo tamaño pero de distinto valor.
2. Me molestan los justicieros del transporte público. Uno por ahí a veces va pensando en el viaje, mirando por la ventana, escuchando música y de repente se escucha un atronador grito: -¡Joven, a ver si le podés dar el asiento a la señora! No me molesta ceder mi lugar, me jode que quien lo diga se esté haciendo el héroe.
1. Otra de transporte público. Me molesta que por convención no haya saludo entre colectivero y pasajero. Creo que todos deberíamos saludar al colectivero con un hola, y no con: 90 o hasta Plaza Italia. Yo ya empecé.
Basta de autoayuda y de consejos de vida que no sirven para nada. Acá, una lista de cinco frases que, posta, estuvieron engañando a la gente durante años.
5. “No perdés nada, el NO ya lo tenés”. Y si ya lo tengo, para qué voy a intentar, mejor me quedo sin tratar nada, y de paso no tengo que soportar ese sentimiento tan desagradable como la frustración.
4. “Al que madruga Dios lo ayuda”. Ésta te ayuda. Cada vez que llego a horario al trabajo, me voy más tarde. Si vas a una fiesta y sos uno de los primeros, quedás como un boludo. Si se te ocurre caer temprano a un asado, siempre te enganchan para hacer alguna huevada. No, definitivamente, no sirve para nada llegar temprano.
3. “Persevera y triunfarás”. Es bastante discutible. Si algo no te sale una o dos veces, listo, bajate. Probá con otra cosa, no seas terco. Además la perseverancia es prima hermana de la necedad.
2. “La inspiración llega trabajando”. Ni ahí. Cada vez que se me ocurre algo es de pura casualidad y es porque estoy relajado haciendo otra cosa. Cuando me “pongo” a pensar, no se me ocurre nada, nada.
1. “No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. Umm, no creo. Siempre es mejor tomarte un tiempo más y resolver las cosas con la cabeza fresca. Por eso, por hoy, no creo que escriba nada más.
5. Cuando estaba finalizando el curso de ingreso a la facultad, tenía que elegir entre publicidad y diseño gráfico. Con mis dulces 18 años hice un exhaustivo análisis y no dudé. Elegí publicidad, porque había mejores minas. Eso se llama vocación.
4. En la película A bronx tale, aquí llamada Una luz en el infierno, hay una escena en la que un mafioso le explica a su discípulo que, las mujeres que valen la pena, son aquellas que cuando les abrís la puerta del auto, cuando vos estás yendo a abrir la tuya, se estiran para levantar el pestillo. No puedo evitar ver si hacen eso cada vez que salgo con una chica.
3. Cuando un amigo agarró por primera vez un celular, se lo puso en el oído y dijo: -¿Cómo? ¡No tiene tono!
2. Tenía un amigo que se dedicaba a ser RRPP de Pachá. Por lo tanto, yo solía ir gratis a ese reducto de la costanera. VIP, famosos, gente linda, y demás. Pero, una de las últimas veces que fuí, el ambiente estaba un toque diferente, osea, todo bien, pero había mucha llanta y gel, entonces uno de mis amigos le pregunta al RRPP: -¿Por qué hay tanto negro? Ante la xenofobidad de la pregunta, mi amigo responde con el mismo calibre: -Es que los negros no tienen drama, pagan todo.
1. Un momento revelador fue cuando vi escrita por primera vez, la palabra post - operatorio. Estuve mucho tiempo creyendo que el término correcto era pozo operatorio. Lo que no entendía era porque demonios le decían pozo al período que seguía a una operación. Que animalito de Dios.
Y sí. Hay canciones que te dan verguenza que te gusten. Pero en definitiva, hay que hacerse cargo y reconocer que son buenos temas. Acá va mi lista con verguenza propia.
5. Ven bailalo.Daddy Yankee. La grasada que me acercó un poco al reggaeton.
4. Jenny from the block. Jennifer López. Debe ser que en esta canción se muestra como la chica latina que es y no como la estrella millonaria de Hollywood. Un poco me conmueve.
3. La quiero a morir. DLG. Lo escucho y veo a Adrián Suar bailándolo en la serie 22 El Loco. Muy groso.
2. Si no te hubieras ido. Marco Antonio Solís. No sé por qué me gusta. Debe ser porque me gusta la mina de Y tu mamá también (hay un momento en la peli, en que esta chica pone esta canción en una rockola).
1. Azul. Christian Castro. Temazo indiscutible. Intro de guitarra demoledora para una canción que no decae nunca. Tema infaltable en cualquier fiesta, que se digne en llamarse fiesta.
Mención honorifíca:Escapar. Enrique Iglesias. Un día puse repeat one en el mp3 y sonó 25 veces seguidas. Ideal para saltar en una fiesta estando borracho. Además tiene un gran video que protagonizan Quique y Ana Kournikova.
La música es fundamental en las películas. Es más muchas veces nos enamoramos de canciones sólo porque las vimos en un film. O a veces nos enamoramos del film por alguna canción. Acá, las cinco mejores escenas musicalizadas de la historia. De mi historia por lo menos.
5. Son los créditos finales de Cementerio de Animales y suena atinadamente Pet Sematary. Gran cierre para la película basada en el libro de Stephen King. Y sí, los Ramones siempre garpan.
4. Otra de créditos finales. Suena un teléfono en una cabina, Keanu Reeves atiende y arremete Wake up de Rage Against The Machine. Una película como The Matrix merecía un final tan contundente.
3. Hace 10 años Wes Anderson dirigió una obra maestra llamada Rushmore. El momento más memorable de ese filme, es cuando se muestra el "mundo" de Max (el protagonista Jason Schwartzman) y suena de fondo I am waiting, una canción hermosa y agridulce de los Rolling Stones, incluída en su disco Flowers de 1967.
2. Jim Carrey llora desconsoladamente por amor en su auto en una noche lluviosa y suena de fondo Everybody's got to learn sometime, interpretada por Beck. Conmovedor y desgarrador. Palmas para Gondry y su Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
1. Músicos volviendo de una gira en los 70. Es de mañana y en el micro de la banda Stillwater suena Tiny Dancer de Elton John y todos comienzan a cantar la canción. Uno de los momentos mágicos de Casi Famosos. Se me pianta un lagrimón. Si no la vieron, acá la posteo para ustedes.